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Son las tres de la madrugada en un centro de distribución en Quilicura. La actividad parece suspendida, pero no del todo. Entre pasillos oscuros y filas interminables de cajas, un camión intenta salir con mercadería no registrada. La maniobra, que en otro tiempo habría pasado inadvertida, es interrumpida por un guardia que detecta la irregularidad y una cámara que registra cada detalle. El robo en bodegas y centros logísticos no es un hecho aislado: es una de las amenazas más serias para las empresas que dependen de la continuidad de la cadena de suministro.

El blanco perfecto de la delincuencia

Las bodegas son puntos estratégicos en la economía. Allí se concentra mercadería de alto valor: electrodomésticos, ropa, medicamentos, productos tecnológicos y alimentos que en cuestión de horas deben llegar a supermercados o clientes finales. Ese mismo atractivo las convierte en blancos prioritarios para bandas organizadas.

“El robo en un centro de distribución no solo es una pérdida económica, es un golpe directo a la operación de toda la empresa. Un camión menos significa supermercados desabastecidos y clientes molestos”, comenta ficticiamente Rodrigo Escobar, gerente de logística en una firma de retail.

Seguridad privada como primera barrera

Frente a este escenario, los guardias de seguridad se transforman en actores centrales. Su rol va mucho más allá de vigilar:

  • Controlan accesos y verifican identidades de trabajadores y proveedores.

  • Supervisan el ingreso y salida de camiones.

  • Reaccionan en emergencias como incendios o intrusiones.

  • Colaboran con carabineros en la contención de intentos de robo.

Carolina, guardia en una bodega del sector norte, recuerda: “Una noche vimos movimientos sospechosos en los muros perimetrales. Gracias al protocolo activado con carabineros, logramos evitar el ingreso de desconocidos”.

El refuerzo de la videovigilancia

El trabajo humano se potencia con tecnología. Hoy, la videovigilancia en bodegas incluye cámaras con visión nocturna, sensores de movimiento y sistemas conectados a centrales de monitoreo.

Las ventajas son claras:

  • Permite detectar anomalías en tiempo real.

  • Genera evidencia audiovisual para investigaciones judiciales.

  • Refuerza la trazabilidad de productos y movimientos dentro de la bodega.

  • Disuade intentos de robo al hacer visible la vigilancia constante.

“Las cámaras son nuestros ojos cuando no podemos estar en todas partes. Pero lo clave es que la seguridad privada sepa interpretar lo que la tecnología muestra”, explica ficticiamente Verónica Díaz, especialista en gestión de riesgos.

Conclusión

El robo en bodegas y centros de distribución no es solo un problema de seguridad: es un desafío logístico, económico y reputacional. La combinación de guardias privados capacitados y sistemas de videovigilancia modernos ofrece una defensa sólida frente a estas amenazas.

En un país donde el comercio y la logística son pilares del desarrollo, proteger estos espacios significa proteger la confianza de los consumidores y la estabilidad de las empresas. Porque en cada caja que llega a destino seguro, hay detrás una historia de prevención y vigilancia que nunca se detiene.

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