Cuando nos enteramos de un homicidio cometido por un menor, lo primero que surge es el impacto. Es duro imaginar que alguien tan joven pueda quitarle la vida a otra persona. Y es aún más complejo entender qué hace la justicia en esos casos. ¿Lo castigan igual que a un adulto? ¿Va a la cárcel? ¿Se hace responsable o todo queda en nada?
En Chile existe una ley especial para estos casos, que busca equilibrar dos cosas: por un lado, que haya consecuencias reales por el delito cometido; y por otro, que el joven tenga la oportunidad de rehacer su vida y no quedar marcado para siempre. Esta ley, la de Responsabilidad Penal Adolescente, se aplica desde los 14 hasta los 17 años, y tiene reglas muy distintas al sistema penal de adultos.
En este artículo vamos a explicar de forma clara qué pasa cuando un menor comete un homicidio en Chile, qué consecuencias puede tener, cómo funciona el sistema, qué rol cumple la familia, y qué derechos tiene también la víctima.
¿Qué dice la ley chilena sobre menores de edad que cometen delitos graves?
Desde el año 2007, Chile aplica la Ley N.º 20.084, que es la que regula la responsabilidad penal adolescente. Esta ley se encarga de todos los delitos cometidos por jóvenes de entre 14 y 17 años, y por supuesto, incluye el homicidio.
La idea principal de esta norma no es solo castigar, sino también reeducar. Busca que los adolescentes entiendan la gravedad de sus actos, pero también que puedan cambiar su rumbo. No se les trata como adultos, porque se entiende que aún están en formación.
Eso sí, esta ley no significa impunidad. Si un joven de 16 años mata a alguien, no es que no pase nada. Hay juicios, sanciones, y en los casos más graves, internación por años. Pero el proceso es diferente, y se ajusta a su edad, su madurez y las condiciones en que vive.
Edad mínima para la responsabilidad penal en Chile
Un punto clave es la edad. En Chile, un niño menor de 14 años no puede ser juzgado penalmente, sin importar la gravedad del delito. Eso significa que si un niño de 12 años comete un homicidio, no enfrenta un juicio penal, ni se le condena como en el sistema adulto ni adolescente.
¿Entonces queda libre? No. En ese caso, intervienen otros organismos: principalmente el Juzgado de Familia y el Servicio Mejor Niñez (que reemplazó al SENAME). Se evalúa su entorno, su historia, y se pueden tomar medidas como:
- Internación en una residencia especial.
- Supervisión del entorno familiar.
- Tratamiento psicológico.
- Medidas de protección.
Si el menor tiene 14 años o más, sí entra al sistema penal juvenil. Puede ser detenido, investigado, ir a juicio y ser condenado. Pero todo el proceso es distinto al de un adulto.
¿Un menor puede ir a la cárcel por homicidio?
Sí, pero no a una cárcel común. Si un adolescente entre 14 y 17 años comete un homicidio, puede ser condenado a una medida privativa de libertad, pero se cumple en centros especializados para menores, conocidos como CIP-CRC (Centros de Internación Provisoria y Centros de Régimen Cerrado).
En casos graves como el homicidio, la sanción más dura es la internación en régimen cerrado, que puede durar:
- Hasta 5 años si el joven tiene 14 o 15 años.
- Hasta 10 años si tiene 16 o 17.
En estos centros, los jóvenes tienen clases, atención psicológica, talleres laborales y otras actividades. La idea es que no estén solo cumpliendo un castigo, sino que también aprendan, se reformen y no vuelvan a delinquir.
Diferencias entre el sistema penal juvenil y el de adultos
Aunque a veces genera polémica, el sistema penal juvenil no funciona igual que el de adultos. Tiene su lógica y su enfoque. La principal diferencia es que no se basa en castigar, sino en educar.
Otras diferencias:
- Los juicios son más breves y menos formales.
- Siempre hay equipos psicosociales evaluando al adolescente.
- Las penas son más cortas, incluso si el delito es muy grave.
- Se busca que el menor no pierda el vínculo con su familia.
Además, un joven condenado a 5 o 6 años puede acceder a beneficios antes, si demuestra buena conducta y avances en su proceso. El sistema está diseñado para dar oportunidades de cambio, no para encerrar por décadas.
Medidas socioeducativas contra el homicidio: ¿En qué consisten y cuánto duran?
El concepto clave del sistema juvenil son las medidas socioeducativas. Esto no es solo una forma elegante de decir “castigo”. Son medidas que incluyen sanción, pero también trabajo interno con el adolescente.
Algunas de estas medidas son:
- Libertad asistida especializada: el joven no queda encerrado, pero debe cumplir con seguimientos, talleres y controles.
- Internación semicerrada: vive en un centro, pero puede salir a estudiar o trabajar.
- Internación en régimen cerrado: ahí sí queda recluido, sin salidas, pero con actividades educativas.
- Prestación de servicios a la comunidad: no aplica en homicidios, pero sí en delitos menores.
La duración de estas medidas depende del delito y de la edad. En homicidios, como mencionamos, pueden llegar hasta los 10 años, pero siempre con revisión periódica del avance del joven.
¿Qué pasa si el menor tiene menos de 14 años?
Como ya adelantamos, si el menor tiene menos de 14 años, no hay juicio penal. Pero eso no significa que el Estado se desentienda.
En estos casos, actúa el Juzgado de Familia, que puede:
- Declarar que el menor está en situación de riesgo.
- Ordenar su ingreso a una residencia protegida.
- Aplicar medidas de protección urgentes.
- Pedir intervención del entorno familiar.
A veces, el menor ha vivido situaciones de abandono, violencia o consumo de drogas desde muy temprano. En esos casos, se entiende que el homicidio no es solo un acto criminal, sino también un síntoma de una historia muy dura. La idea es intervenir antes de que siga por ese camino.
Rol de la familia, el SENAME o el Servicio Mejor Niñez en estos casos
En estos procesos, la familia tiene un rol enorme. Muchas veces, son parte del problema (por negligencia, abandono, violencia). Otras veces, son parte de la solución.
El Servicio Mejor Niñez trabaja con los menores que están bajo medidas judiciales. También están presentes:
- Psicólogos, asistentes sociales, educadores.
- Gendarmería (en los centros cerrados).
- Fundaciones colaboradoras.
- Escuelas o programas de formación.
La familia es evaluada. Si el entorno es tóxico, se busca proteger al joven. Pero si hay apoyo real, el sistema intenta incluir a la familia como pilar en la rehabilitación.
¿Qué derechos tiene la víctima cuando el autor del homicidio es un menor de edad?
Una duda muy frecuente es qué pasa con la víctima o su familia. ¿Tienen derecho a participar? ¿A recibir información? ¿A exigir justicia?
- Sí. Aunque el autor sea menor de edad, la víctima sigue teniendo derechos:
- A ser informada del proceso y sus etapas.
- A declarar si lo desea.
- A recibir apoyo psicológico si lo necesita.
- A reclamar indemnización, en algunos casos.
- A ser considerada al momento de otorgar beneficios al menor.
La ley intenta equilibrar el derecho del menor a rehabilitarse con el derecho de la víctima a tener justicia y reparación. Y aunque el proceso no es igual al de adultos, la seriedad del delito no se minimiza.
Un menor que mata no queda sin consecuencias
Un menor que comete un homicidio no sale libre como si nada. El sistema chileno tiene herramientas para actuar, sancionar y también rehabilitar. No es un proceso fácil ni automático, pero hay responsabilidad penal real, incluso si el enfoque es distinto.
Lo más importante es que se entienda el objetivo del sistema: evitar que ese adolescente se convierta en un delincuente de por vida. Si se le encierra por décadas sin apoyo, lo más probable es que salga peor. Pero si se le exige asumir su responsabilidad, se le acompaña y se le forma, hay una posibilidad real de cambio.
Y en todo esto, la comunidad, la familia y el Estado deben actuar de forma conjunta.
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